Más allá de sitios como Cartagena de Indias, Bogotá, San Andrés o Medellín, la riqueza del turismo en Colombia está patentada en el Ej
Más allá de sitios como Cartagena de Indias, Bogotá, San Andrés o Medellín, la riqueza del turismo en Colombia está patentada en el Eje Cafetero, antes llamado Paisaje Cultural Cafetero, que debido a su importancia cultural y paisaje natural fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2011.
Con un clima, con una temperatura media que ronda los 20°C y rodeada de abundante vegetación, así nos recibió la ciudad de Armenia (295,208 habitantes según datos de 2018), capital del departamento Quindío, también conocido como el corazón del Eje Cafetero en Colombia.
Durante una visita al lugar, con una invitación exclusiva de Copa Airlines y guiada por Eje Mágico Travel, tuve la oportunidad de disfrutar desde la calidez de su gente, paisajes de montañas ideales para el ecoturismo, la gastronomía y por supuesto degustar de una buena taza de café, que más allá de ser un producto, es para los colombianos cultura, tradición y emprendimiento.
Uno de los mayores encantos del Quindío, sin duda son los recorridos por cultivos y cafetales, donde los visitantes vivirán el encanto de la cultura cafetera, además de alojarse en sus fincas, las cuales han sido adaptadas como hoteles. Pese a que solo estuve en Armenia (El Quindío), el Eje Cafetero se constituye también por los departamentos de Caldas (Manizales) y Risaralda (Pereira), lo que, sin duda, todo el que llegue a conocerlos no podrá resistirse a los encantos que ofrecen estos sitios custodiados por la cordillera Central Andina.
Las dos Suiza de Colombia
Más allá de la historia detrás de los granos de café, la región ofrece un turismo sorprendente porque está lleno de sitios impresionantes como lo es el municipio de Salento (1937 metros sobre el nivel del mar), una pequeña población que atrae a visitantes de todo el mundo por su conservada arquitectura legado de la colonización antioqueña, el imponente valle de Cocora, hábitat de la palma de cera (Ceroxylon quindiuense), declarada árbol nacional del país sudamericano en 1985 y hogar del ave insignia, el Cóndor de los Andes.
A demás, este valle ofrece al viajero aventuras como trekking de más de dos horas por las frías y cálidas montañas para conocer y aprender sobre la historia del lugar en el que habitó el cacique Acaime, jefe de la tribu de los indios Quindos, de donde viene el nombre del departamento. Igualmente están los paseos a caballo y no puedes irte sin antes llevarte la mejor imagen desde el mirador Mano de Acaime en el Valle de Cocora.
No obstante, para los amates de lo más extremo pueden hacer sus recorridos o paseos a este valle en los famosos jeeps Willys, los cuales fueron introducidos por los norteamericanos en este país durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque, los actuales son más modernos, pueden verse por todas partes como elementos de transporte de personas y carga.
De acuerdo con Fernando Jaramillo, profesor e historiador colombiano y quien brindó sus conocimientos a todos los que estuvimos por esta gira, mencionó que esta particular tradición ‘los jeep Willys’ ha llegado incluso a inventar palabras típicas dentro del Eje Cafetero como el “jeepao” o “yipao”, que se refiere a la cantidad de cosas o carga que estos transportan. Por ejemplo; si son personas en este caso se les catalogaría ‘un jeepao de gente’. Así que no hay duda que todo el que haga este recorrido vivirá toda una experiencia.
A su vez, Jaramillo, detalló que la palma de cera es una planta que se demora 20 años para crecer y que la edad se calcula según la longitud. Por ejemplo; si la palma tiene unos 40 metros de alto tiene 180 anillos, quiere decir que vivirá 60 años. Estas palmas solo crecen en alturas de entre 1,500 y 3,000 metros sobre el nivel del mar.
Pero eso no es todo, lo que ofrece el Valle, ya que, también se puede apreciar grandes elevaciones de montañas coronadas por la niebla y escenas pastoriles de granjas, ríos y riachuelos, como si estuvieras en unos de los cantones de la Suiza antigua.
También está la Reserva los Colobríes o la Finca La Montaña, la cuales conducen hasta la entrada del Parque Nacional Natural Los Nevados, sitios que no pudimos visitar, pero nos explicaron que son atractivos especialmente para quienes aman la nieve y para los que se atreven a desafiar las alturas.
Una vez finalizado los recorridos puede aliviar el hambre en uno de los restaurantes más tradicionales de la zona ‘Donde Juan B’, el cual tiene en su carta todo tipo de carnes a la brasa, postres caseros y platos tradicionales de la cocina del eje cafetero.
Al volver a la ciudad de Salento recorrimos sus calles principales, conocimos un poco de sus artesanías. Además, tuvimos la oportunidad de probar un delicioso chocolate de cacao, puesto que, en Colombia, el cacao también es un producto endémico y con gran potencial al igual que el café.
A través del concepto ‘Bean to Bar’, que significa de la semilla a la barra, en la Casa Olier en Salento, vivimos la experiencia del proceso de fabricación del chocolate hecho a base de cacao fino y de aroma. “Este proceso nos brinda infinitas posibilidades de texturas, formas y sabores. De esta manera deseamos potencializar el conocimiento de la semilla de origen. Somos una familia apasionada explorando las maravillas del Cacao Quindiano”, mencionó uno de sus impulsores.
Más adelante, paramos en Filandia (1923 metros sobre el nivel del mar) otro de los pueblos predilectos por los visitantes debido a su tranquilidad y también arquitectura de la colonización antioqueña. Ni hablar de sus desbordantes paisajes que enamoran, con su benigno clima que invita a hospedarse y que justifica la riqueza exorbitante en flora y fauna.
Una vez llegues a Filandia podrás salir a caminar por las calles del pueblo, una experiencia llena de cultura, historia y color. La arquitectura de las fachadas de sus casas, te hablará de la historia de finales del siglo XIX. Balcones y artesanías, te acompañarán hasta la Calle del Tiempo Detenido, una vía que habla de ese tiempo de antes, tan añorado, en donde podrás encontrar locales comerciales que te invitarán a llevar preciosos objetos hechos de palma de toquilla o iraca y bejuco, mientras el olor del café envuelve tus sentidos.
Caminando, llegarás al parque principal para contemplar los árboles que lo adornan. La Parroquia María Inmaculada Concepción se levanta sobre la plaza desde 1905, hecha en bahareque y tapia pisada.
Otro de los encantos de este poblado es que aquí confluyen los nativos del pueblo y los viajeros. Aquí se marcan senderos entre jardines y bancas, y algunos quioscos en los que venden refrescantes jugos naturales, ensaladas de frutas, así como también artesanías. En las cuadras que lo rodean se aprecian bellas casas de los primeros pobladores, hay varios cafés y algunos restaurantes.
De hecho, fue una de las locaciones de la telenovela colombiana ‘Café con Aroma de Mujer’ (1994 -1995), la cual, según el historiador, impulsó a que el café colombiano se conociera en el mundo.
Filandia, como destino gastronómico, también te ofrece numerosos restaurantes de comida fusión e internacional. De precios moderados, sus restaurantes se destacan por la amabilidad en su servicio, la rapidez de la preparación de las comidas y la originalidad de sus platos.
Así como la que nos ofreció el restaurante Helena Adentro, siempre con una mirada desde “adentro de Colombia”, la cual busca resaltar sus regiones, sabores, cultura y el reconocimiento a los productores locales.
En otra entrega contaremos cómo es una degustación de café en las fincas cafetaleras desde la cordillera central de Colombia, fincas de cacao y a la vez conoceremos la casa fuente de inspiración de la película Encanto de Disney.
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